EL TRABAJO CON EL MAPA EN LA ESCUELA CUBANA 1
Concepciones sobre el trabajo con el mapa en la escuela cubana
Conceptions about working whit the map in the Cuban school
Josbel Gómez Torres [1]
Ivette Mirabal Amador [2]
Pedro Alvares Cruz [3]
Resumen
El trabajo con el mapa constituye un elemento esencial en el proceso de enseñanza aprendizaje de la geografía escolar. Su inserción en los diferentes programas y planes de estudio en el sistema educativo cubano ha traído controversias, puntos de vista, ideas y concepciones en cuanto a su manera de proceder. El presente artículo tiene el objetivo de revelar las diferentes concepciones que han existido sobre el trabajo con el mapa en la enseñanza de la Geografia en Cuba en los distintos perfeccionamientos del sistema educativo cubano. Para ello se realizó una profunda sistematización en el orden investigativo, normativo y práctico de la literatura existente en Cuba, lo que sin dudas aporta una contribución significativa en el orden epistemológico al trabajo con el mapa y su didáctica.
Palabras clave: concepción, educación, enseñanza aprendizaje, geografía, mapa geográfico.
Abstract
Working with the map constitutes an essential element in the teaching-learning process of school geography. Its insertion into the different programs and study plans in the Cuban educational system has brought about controversies, points of view, ideas and conceptions regarding its way of proceeding. This article has the objective of revealing the different conceptions that have existed about working with the map in the teaching of geography in Cuba in the different improvements of the Cuban Educational System. For this, a deep systematization was carried out in the investigative, normative and practical order of the existing literature in Cuba, which undoubtedly contributes a significant contribution in the epistemological order to the work with the map and its didactics.
Keywords: conception, education, teaching learning, geography, geographic map
Introducción
Constituye un desafío para la educación en el presente siglo la formación de un ciudadano con amplias competencias. En ello, el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Geografía tiene una amplia responsabilidad, pues con una intencionada conducción didáctica se puede contribuir a encarar el reto de la formación del ciudadano en el siglo XXI, lo que se traduce en la formación de hombres y mujeres atentos a la situación planetaria.
En correspondencia con ello, Pérez, et al. (2018) insisten en la renovación de la didáctica de la Geografía y plantean la necesidad de sustentar, desde el punto de vista teórico, metodológico y práctico, un proceso de enseñanza-aprendizaje de la Geografía que procure las herramientas necesarias para la formación del ciudadano que exige la situación del planeta, teniendo en cuenta el sello propio de la educación geográfica, que incluye los contenidos naturales, económicos y sociales reflejados en la relación Hombre-Tierra; asimismo, que promueva, desde orientaciones metodológicas, un aprendizaje desarrollador para la apropiación activa y consciente de los conocimientos, y que desarrolle habilidades, actitudes y valores que propicien la interpretación y transformación del mundo con una perspectiva de sostenibilidad.
En ese sentido, para realizar un estudio eficiente de los fenómenos geográficos es importante tener en cuenta el trabajo con el mapa, desde el cual se puede llegar a comprender el ámbito socio-espacial del que se forma parte. De igual manera, es posible interpretar la realidad desde diferentes perspectivas, comprender los fenómenos a distintas escalas e interpretar las representaciones cartográficas del espacio. Todos estos aspectos no solo son fundamentales para comprender los fenómenos espaciales, sino también indispensables para la adquisición de saberes de carácter espacial, tan necesarios para la vida cotidiana.
La preparación mínima de todo hombre medianamente culto debe contemplar la lectura de mapas y los elementos necesarios para la confección de croquis y planos. La razón es sumamente esencial, ya que toda actividad humana está relacionada con el espacio geográfico global, regional, nacional o local en que se desenvuelve, (Hernández et al. 2000). Obsérvese lo necesario que resulta un mapa geográfico en los análisis de los movimientos migratorios, en la planificación de la construcción de un edificio, en el desarrollo de un regadío para cierto cultivo, en la conservación del medio ambiente, en un viaje turístico, en el análisis de un conflicto bélico y, por tanto, también en la escuela, como medio de enseñanza aprendizaje, por solo mencionar algunos ejemplos.
La revolución educacional en Cuba, como resultado del perfeccionamiento continuo del Sistema Nacional de Educación (SNE), ha provocado transformaciones curriculares en las educaciones Primaria, Secundaria Básica y Preuniversitaria en diferentes etapas. El trabajo con el mapa ha estado presente en todas estas transformaciones y adoptado concepciones, modelos y enfoques muy variados (como medio de enseñanza, como habilidad, como concepción didáctica, método, contenido de enseñanza) que se han mantenido en el tiempo, desde la escuela tradicional hasta el presente, con la concepción de modelos que promueven una participación más productiva y creativa del estudiante.
Entre los autores cubanos que se han dedicado al estudio y contribución del trabajo con el mapa en la enseñanza de la Geografía se pueden mencionar los siguientes: Materno (1976), Barraqué (1991), Canér (1996), Laguna (2005), Ginoris (1988), Bayeux (1999), Gutiérrez (1999), Hernández (2000), Recio (2006), Gómez (2014), Mirabal (2022), entre otros.
El presente artículo tiene el propósito de revelar las diversas concepciones que ha asumido el trabajo con el mapa en la enseñanza de la Geografía en las diferentes etapas del perfeccionamiento del sistema educativo cubano.
Desarrollo
El trabajo con el mapa en el proceso de enseñanza- aprendizaje de la Geografía. Concepciones generales acerca de su utilización en la Educación
En la actualidad la cartografía pasó de ser una ciencia dedicada a la elaboración y el uso de mapas, para convertirse en una ciencia de información geográfica espacial, a partir de la tecnología asociada a los Sistemas de Información Geográfica, la Fotogrametría y la Teledetección.
Tomado en consideración lo anterior, Gómez (2014, citado en Recio et al., 2019) define al mapa geográfico como:
material cartográfico, impreso o digital, que representa de forma reducida, generalizada y matemáticamente determinada la distribución, el estado y los vínculos de los objetos, fenómenos y procesos que se dan en la superficie terrestre sobre un plano; empleando para ello distintas proyecciones cartográficas, el uso de escalas y la escritura convencional de símbolos propios, formas y colores. Todo ello con la combinación más eficiente de los sistemas de información geográfica, la teledetección, la fotogrametría y métodos de representación cartográfica que varían de acuerdo con la asignación concreta y el nivel de generalización que se quiere representar a diferentes escalas planetarias. (p.38)
El profesor de Geografía debe ser un experto en mapas. La Geografía es la guardiana del lenguaje cartográfico y tiene la función principal de alfabetizar cartográficamente a partir de este. Consideramos que el estudio del mapa no es solo una herramienta geográfica, sino un lenguaje que toda persona educada debe de dominar. Su lenguaje se ha convertido en una preocupación de los profesores de Geografía en muchos países y tiene la función de comunicar una realidad que permita al estudiante interpretarla, y con este fin, desarrollar sus capacidades intelectuales, cognitivas, procedimentales y actitudinales.
Pero sobre todo, el trabajo con el mapa permite, a través del uso selectivo, adecuado y apropiado de mapas, desarrollar la curiosidad y creatividad; proponer solución a los problemas espaciales, ambientales y sociales, idear soluciones alternativas, relacionar la información cartográfica con la realidad, desarrollar el pensamiento geográfico de forma integradora, localizar la información necesaria para utilizarla de manera útil en la vida práctica y fomentar el desarrollo de valores ambientales y sociales.
Instruirse en elaborar e interpretar mapas requiere de mucha habilidad práctica; es un proceso largo y complejo y no puede lograrse sino de forma gradual y progresiva en la escuela, desde la Geografía y otras disciplinas. Según Recio et al., 2019:
El trabajo con el mapa posibilita establecer la correspondencia necesaria entre los conceptos adquiridos por los estudiantes y los que se encuentran representados en este; también contribuye al desarrollo de la independencia cognoscitiva del estudiante, a la estimulación de diferentes componentes de la capacidad creadora y a la comunicación entre los hombres. (p.8).
Tanto en Cuba como en el extranjero, para referirse a todo el proceder metodológico y didáctico con el mapa dentro y fuera del aula se utilizan diferentes nomenclaturas, entre los cuales se destacan las siguientes: el trabajo con materiales cartográficos, el lenguaje cartográfico o de los mapas, el trabajo con las fuentes cartográficas y otros; pero el término “trabajo con el mapa” es cubano, aparece definido por Recio (2006), reconstruido a partir de estudios precedentes y proceso de sistematización propios, como parte de su tesis doctoral. Según este autor, el trabajo con el mapa debe ser considerado como una concepción didáctica, que debe ser “…dirigida de manera intencional y sistémica a la estructuración de acciones con el mapa en el proceso de enseñanza–aprendizaje de la Geografía, para la codificación, decodificación y recodificación del contenido geográfico en él representado”. (Recio, 2006. p. 33)
Para cumplir con el objetivo trazado en este estudio, se han asumido las sistematizaciones realizadas por Hernández (2005) La enseñanza la Geografía de Cuba, un estudio histórico crítico desde 1959 hasta el año 2000; Recio (2006) Estrategia didáctica de trabajo con el mapa con enfoque desarrollador en el proceso de enseñanza–aprendizaje de la Geografía en la secundaria básica, Gómez (2014) El trabajo con el mapa como método para el desarrollo de la educación ambiental en la Educación Secundaria Básica; Álvarez (2014) Enfoque cooperativo-transformativo del proceso de enseñanza-aprendizaje de la Geografía en formación del profesor de esta disciplina y Mirabal (2022), desde La dimensión educativa del trabajo con el mapa.
De igual manera, los aportes de libros y guías de metodología de la enseñanza de la Geografía comprendidos entre los años 1975 al 2019, publicados por la Editorial Pueblo y Educación y la Editorial Universitaria Félix Varela. Entre ellos podemos mencionar: Documentos directivos para el perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación, Planes de perfeccionamiento y desarrollo del Sistema Nacional de Educación, Resoluciones que norman el trabajo; Compendios de Metodología de la Enseñanza de la Geografía para la superación de maestros y profesores; la obra de Ginoris, (1988), Metodología de la Enseñanza de las Asignaturas Geográficas; la de Recio et al., (2006) Apuntes para el trabajo con mapas.
Otros coautores que secundan la obra de los anteriores como: Cuétara y Cruz, en expresión de la necesidad del trabajo con mapas y del proceso de enseñanza-aprendizaje de la Geografía, son también importantes, y por ello, algunos de estos documentos se tomaron en cuenta como periodización, lo que permitió a los autores reflexionar acerca de las diferentes concepciones teóricas sobre el trabajo con el mapa en la enseñanza de la Geografía en Cuba en la etapa revolucionaria, y en especial, aquellos que acontecieron en el transcurso de los distintos perfeccionamientos.
Concepciones del trabajo con el mapa en los distintos perfeccionamientos del sistema educativo cubano
El triunfo revolucionario marcó el inicio de grandes transformaciones en la educación. Se produjo un salto cualitativo en la base científica de la geografía cubana como ciencia y como enseñanza. Tal es el caso de la implementación de la geografía escolar en todos los niveles de la educación general y la creación de instituciones como la Escuela de Geografía de la Universidad de La Habana en el año 1962; de los institutos pedagógicos para la formación de docentes en el 1964; de las escuelas formadoras de maestros primarios en 1968 y otras que han contribuido al desarrollo de la Geografía en su doble aspecto científico y docente.
Junto con ello, los contenidos geográficos potenciaron el trabajo político-ideológico y la formación en valores. La enseñanza se caracterizó por ser reproductiva y productiva, y prevaleció la influencia de las escuelas geográficas soviéticas y alemanas, en las que se dotaron a todas las escuelas con variados medios de enseñanza, entre los que se encontraban esferas, maquetas, láminas, mapas generales y temáticos actualizados para ese momento. Se elaboran nuevos libros de textos con mapas incluidos, así como cuadernos de mapas para todas las enseñanzas.
En la primera etapa del perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación (1975-1981), la estructura que asumió la Geografía escolar en la escuela cubana fue de desarrollo lineal. Los contenidos a recibir por los estudiantes se caracterizaron por tener un ordenamiento gradual, con su introducción en un determinado nivel escolar y su gradual enriquecimiento posterior en los niveles sucesivos, evitando repeticiones innecesarias.
Prevaleció la forma tradicional de manejo del mapa como medio, en la que solo se le exigía al estudiante la memorización de los accidentes y la reproducción verbal de estos. Se puede plantear que constituía un medio de enseñanza-aprendizaje indispensable para la enseñanza de la geografía, pero no se concebía el trabajo con el mapa como una estructuración didáctica.
Durante el quinquenio 1981-1985, segunda etapa del perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación, se determinó estructurar un plan de estudio de la Geografía escolar escalonado y ascendente, centrado en el país natal, de manera que, progresivamente, los estudiantes fueran apropiándose de los conocimientos geográficos y de las habilidades intelectuales y prácticas correspondientes, sin que existieran repeticiones, sino que, por el contrario, fueran complementándose y ampliando los conceptos y las definiciones en los distintos grados. De igual manera, el mapa y su proceder continuaba siendo un medio indispensable para la enseñanza de la Geografía, pero aún no se concebía el trabajo con el mapa como una estructuración didáctica, aunque autores como Pérez et al., (1991), Barraqué, (1991) y Canér, (1996), lo mencionaban como método en sus textos.
Desde 1991 hasta 2000 comienzan, para la enseñanza de la Geografía, cambios en sus programas de estudio. A finales de la década de los ochenta tienen lugar en Eurasia algunos acontecimientos económicos y sociales que trajeron consigo cambios significativos en el espacio geográfico que conforma el mapa político del mundo actual. Esto impuso adecuaciones en los sistemas de conocimientos de la Geografía que se impartían en todos los niveles de educación. Se concibe el trabajo con el mapa como habilidad básica de la enseñanza de la Geografía.
A partir del 2003 hasta el 2014, la Geografía se continuó experimentando cambios en el currículo escolar. El trabajo con el mapa es una concepción didáctica con enfoque desarrollador en función de tres niveles de lectura del mapa: reproducción, interpretación y extrapolación. De esta manera queda conformado, como en años anteriores, un plan de estudio de la Geografía de forma lineal, escalonada y centrada en el país natal, en el que el trabajo con el mapa es objetivo de los programas de Geografía, constituye una exigencia de esta y es, a la vez, un eje central del aprendizaje
En los programas vigentes en esa etapa se plantea, para las asignaturas geográficas, exigencias básicas y entre ellas aparecen:
El trabajo con mapas en diferentes niveles: reproducción, interpretación y extrapolación.
Ubicación espacial de hechos, fenómenos y procesos históricos que han ocurrido y ocurren en el mundo, en particular en Cuba.
Utilización de algoritmos de trabajo (léase planes tipos) para el estudio de los paisajes, países y regiones, y dentro de estos, la situación geográfica objeto de estudio.
Estas exigencias dejan ver a las claras que el trabajo con el mapa es para la geografía un elemento consustancial a su objeto de estudio; por lo tanto, constituye un objetivo de los programas escolares, de modo que no se concibe una clase de Geografía sin la utilización por el profesor y los estudiantes de un mapa para trabajar con él. En la revisión de documentos orientados por el Ministerio de Educación en el período de 1970 al 1990, se pudo constatar que existían documentos, circulares, orientaciones metodológicas y otros materiales en impresión ligera en los que se expresaban orientaciones acerca del trabajo a desarrollar con el mapa.
En el Libro Metodología de la Geografía, de Francisco Materno León , editado en 1976 y destinado a la formación del personal docente, al referirse al trabajo con el mapa se plantea que “(…) constituye una parte importante de la enseñanza de la Geografía” (Materno, 1976. p. 24) y señala tres aspectos de relevancia a tener en cuenta: el reconocimiento, en el mapa, del lugar del accidente o hecho geográfico que se está estudiando, la aptitud para indicar correctamente estos hechos y la aptitud para la lectura del mapa, todo lo cual se plantea en etapas, gradualmente, durante el aprendizaje de la asignatura, y no de manera circunscrita a un grado específico.
La investigadora Barraqué, (1991), en textos publicados con anterioridad revela que el trabajar con el mapa depende de la asimilación por el estudiante de conceptos topográficos y cartográficos que le permiten conocer el mapa, lo que le posibilitará reflejarse en la conciencia, en el contorno de los territorios y en las relaciones que entre ellos se establecen, para poder acceder a lo que se denomina lectura del mapa, mediante la cual deben ejercitar la interpretación de sus elementos para reflejar las características del territorio.
Panchesnikova, (1989), en su libro Metodología de la enseñanza de la Geografía, aborda el trabajo con el mapa como una vía para el desarrollo de la imaginación espacial, pues requiere el tránsito por tres etapas para su lectura: comprender el mapa, leerlo –momento en que destaca una lectura elemental y una lectura compleja- y, finalmente, conocer el mapa. En las guías de estudio sobre Metodología de la Enseñanza de la Geografía, elaboradas en el año 1984 para los profesores en formación de los Institutos Superiores Pedagógicos, se destacaba el trabajo con mapas y con la esfera terrestre y lo clasifican dentro de las fuentes de obtención del conocimiento.
Otros autores, como Ginoris (1988), ofrecen variadas ejemplificaciones de trabajo con el mapa y lo conciben solo como un procedimiento metodológico; Pérez et al. (1991) trata el trabajo con materiales cartográficos, en el cual, evidentemente, incluyen el mapa, declaran los niveles para su lectura y aseguran que esta debe ser lectura elemental, lectura compleja y lectura de superposición de mapas.
Canér (1996) ve el trabajo con el mapa como una vía para el desarrollo de la creatividad. Precisa las habilidades de trabajo con mapas que debe utilizar el estudiante en el proceso de enseñanza–aprendizaje de la Geografía y declara en sus publicaciones que es el método imprescindible en la Didáctica de la Geografía. Recio, (2006), al abordar el trabajo con el mapa, propone acciones y operaciones a realizar por los estudiantes para desarrollar la habilidad “Lectura del mapa” según los diferentes niveles de comprensión de la lectura, con un enfoque desarrollador en función de los niveles de lectura indicados, como reproductivo, interpretación-aplicación y extrapolación.
Como parte de las acciones del Tercer perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación (2014-2023), los trabajos de Subcomisión Nacional de Planes y Programas de la disciplina Geografía, entre ellos el Instituto Central de Ciencias Pedagógicas y el Grupo de trabajo intensivo (GTI), analizaron contenidos y documentos rectores, comprobaron carencias didácticas en los materiales curriculares de la Geografía en los diferentes niveles educativos; y en especial, el insuficiente trabajo con los materiales cartográficos.
La obra de Recio, (2006; 2009) ha constituido referente para la profundización de las diferentes concepciones aportadas por un grupo de investigadores, los cuales han profundizado en su trabajo y han aportado a la ciencia nuevas contribuciones en el orden teórico y práctico, lo que demuestra una sistematicidad de los fundamentos relacionados con la temática.
La propuesta que presenta Gómez, (2014) parte de los criterios manejados en las bibliografías consultadas; asume el trabajo con el mapa como método de la Geografía y reconoce la falta de definición y orientación que existía hasta ese momento; de ahí que centre sus aportes en el reconocimiento del trabajo con el mapa como método en la Geografía escolar y particularmente en el desarrollo de la educación ambiental en el proceso de enseñanza–aprendizaje de la Geografía en la Educación Secundaria Básica.
Gómez, (2014) reconoce que el trabajo con el mapa posee elementos que lo caracterizan como método para la enseñanza–aprendizaje de la Geografía, ya que constituye objetivo esencial de los programas de todos los niveles de enseñanza, una vía mediante la cual se adquieren conocimientos, hábitos, habilidades y valores para la utilización de un medio (el mapa) en el que está representado el contenido de enseñanza en un lenguaje muy peculiar, el “cartográfico”, asimilado por el estudiante a partir del sistema de habilidades intelectuales y propias de trabajo con el mapa. Sin la utilización del mapa el contenido geográfico corre el riesgo de convertirse en “abstracto” e “irreal”. No basta con conocer la existencia de cordilleras, sistemas fluviales, áreas boscosas, regiones económicas; hay que localizarlos y establecer el sistema de relaciones e interconexiones que se dan entre los principios de la Geografía.
Mirabal, (2022) asume el trabajo con el mapa como contenido del proceso de enseñanza-aprendizaje, y revela con mayor intencionalidad el valor educativo del trabajo con él, considerado elemento indispensable que hasta el momento no había sido tomado en cuenta por las concepciones anteriores.
Según Mirabal, (2022):
La categoría del trabajo con el mapa como contenido del proceso de enseñanza-aprendizaje de las asignaturas geográficas (…) afianza de manera intencionada la formación de actitudes y la educación en valores a partir del desarrollo de habilidades que le permitan al estudiante interpretar la representación espacial de hechos, procesos y fenómenos geográficos codificados en el mapa para elevar la significatividad del espacio geográfico representado en él en un contexto histórico determinado. (p.34)
Este autor antes mencionado, considera necesario declarar qué elementos distinguen la dimensión educativa del trabajo con el mapa, manifestaciones en las que debe incidir el docente que actúa con el estudiante en cualquier nivel de enseñanza. Por lo que se expresan sus manifestaciones a continuación:
Explicación del origen, causas y consecuencias de la representación espacial de las diferentes problemáticas que ocurren en el planeta desde una posición crítica y reflexiva.
Educación en valores tales como el patriotismo, la identidad nacional y la solidaridad, a partir de la identificación de la representación espacial de los valores naturales, socioeconómicos, científicos, culturales, patrimoniales, solidarios e históricos de la nación
Reconocimiento de la importancia de los conocimientos geográficos representados en el mapa.
Uso adecuado de los conocimientos representados en el mapa para la solución de problemáticas a diferentes escalas.
Desempeño responsable y cooperado, durante el trabajo con el mapa, por parte de estudiante-estudiante, estudiante-docente y estudiante-grupo.
Esta concepción puede ser aplicable en cualquier enseñanza en la actualidad, la que persigue como fin, el reconocimiento de la significatividad del conocimiento representado en el mapa geográfico y el realce de la necesidad de la apropiación de este conocimiento representado para la solución de diferentes problemáticas, elemento importante a reforzar en la escuela cubana actual.
Todas estas concepciones de trabajo con el mapa quedan resumidas en el esquema que aparece a continuación. (Ver figura 1).
Figura 1. Concepciones del trabajo con el mapa en la enseñanza de la Geografía en Cuba
La didáctica para el trabajo con los materiales cartográficos y, especialmente, del trabajo con el mapa geográfico se ha reevaluado y ha cambiado significativamente en los últimos años. Es por eso que, en la actualidad, se hace imprescindible integrar un nuevo cuerpo de conocimientos cartográficos al currículo escolar de la geografía: elementos de teledetección, toma de datos y redes de sensores, cartografía en internet, servicios basados en la localización mediante cálculos realizados con empleo de cualquier tipo de dispositivo y formato; cartografía en tiempo real, en tercera dimensión y realidad aumentada.
Estos temas pueden parecer un poco complicados para docentes y estudiantes, pero son los temas que constituyen el futuro del desarrollo del trabajo con el mapa en la escuela, y que requieren de una preparación continua de los todos los profesores que la imparten en las escuelas y universidades.
Conclusiones
El análisis realizado ha permitido reconocer que el trabajo con el mapa, lo mismo como habilidad integradora, concepción didáctica, método o como contenido de enseñanza-aprendizaje y desde el reconocimiento de su dimensión educativa, reúne cualidades distintivas en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Geografía. El criterio que se adopte desde cualquier concepción defiende posiciones que no se contraponen; por el contrario, existe unidad de pensamiento al afirmar que el mapa representa el segundo lenguaje de la geografía, y que desde el trabajo con él, se pueden comprender mejor las relaciones espacio-temporales que se establecen en la relación Hombre-Tierra.
Las diferentes concepciones existentes sobre el trabajo con el mapa revelan posiciones que refuerzan su importancia y constituyen soporte teórico para la Didáctica de la Geografía. Es una necesidad actual la preparación teórica y metodológica del personal docente que actúa directamente con el estudiante en las aulas, pues la ciencia en su estudio aporta nuevos elementos que enriquecen la práctica.
Las concepciones aquí reveladas acerca del trabajo con el mapa confirman que este constituye una exigencia básica en todas las enseñanzas, pues permite el desarrollo de habilidades para la decodificación de los conocimientos representados en él, propicia un aprendizaje productivo y reflexivo–valorativo, impulsa la inteligencia y la creatividad del estudiante, contribuye a la formación conceptual del espacio geográfico y a la interpretación de fenómenos a partir de la relación espacio-tiempo, a la vez que fortalece actitudes y valores al reconocer la significatividad de lo representado.
Referencias
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Recio, P.P., Gómez, J., Díaz, M., Areces, M. V. y Feria, H. (2019). Cartografía. La Habana. Cuba Editorial Félix Varela.
[1] Licenciado en Educación, especialidad Geografía. Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular. Decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias, Técnicas y Económicas de la Universidad de Artemisa ¨Julio Díaz González¨, Cuba. E-mail: josbelgomeztorres@gmail.com . ORCID: http://orcid.org/0000-0002-3500-4373
[2] Licenciado en Educación, especialidad Geografía. Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Auxiliar. Departamento de Ciencias Naturales de la Universidad de Ciencias Pedagógicas ¨Enrique José Varona¨. E-mail: mirabalamador@gmail.com. ORCID: http://orcid.org/0000-0002-3678-0809
[3] Licenciado en Educación, especialidad Geografía. Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular. Facultad de Geografía, Universidad de la Habana, Cuba. E-mail: pedro.avarez@geo.uh.cu . ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1169-2850