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DOCENCIA EN LOS PROGRAMAS EDUCATIVOS UNIVERSITARIOS DE COMERCIO EXTERIOR

 

Experiencias y retos de la docencia en los programas educativos universitarios de comercio exterior

Experiences and challenges of teaching in university foreign trade education programs

Patricia Luna Flores[1]

Liliana Marlene Arriaga Huerta[2]

Gabriela Ortega Cervantes[3]

Resumen

Uno de los principales retos que acompaña a un docente es el de cómo facilitar de forma adecuada y eficiente los conocimientos a sus alumnos. Este trabajo tiene como objetivo poner de manifiesto que la comunicación efectiva y la experiencia profesional son dos factores fundamentales que ayudan al docente a enfrentar dicho desafío. Estos dos factores se conjugan de tal manera que generan nuevas herramientas y detonan ideas que permiten a los estudiantes construir sus conocimientos y elevar así la calidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Aunado a esto, también es importante resaltar el papel fundamental que desempeña la preparación pedagógica y tecnológica que va adquiriendo el docente a través de cursos, seminarios y/o talleres.

Palabras clave: docente, conocimientos, comunicación, experiencia profesional

Abstract

One of the main challenges that the teacher faces is how to adequately and efficiently facilitate knowledge to their students. The purpose of this paper is to show that effective communication and professional experience are two fundamental factors that help teachers to face this challenge. These two factors combine in such a way that they generate new tools and detonate ideas that allow students to build their knowledge and thus raise the quality of the teaching-learning process. In addition, it is also important to highlight the fundamental role played by the pedagogical and technological preparation acquired by teachers through courses, seminars and/or workshops.

Keywords: teaching, knowledge, communication, professional experience

Introducción

A lo largo de los años de experiencia como docentes en la Licenciatura de Comercio Exterior, una de nuestras principales preocupaciones ha sido cómo desarrollar de forma adecuada, eficiente y práctica los conocimientos, habilidades y valores en nuestros alumnos, y además, cómo lograr que estos sean compatibles académicamente con los objetivos de los programas que se imparten cumpliendo con todos los estándares de calidad y certificaciones que deben de abonar al perfil de egreso de la Licenciatura en Comercio Exterior.

En este contexto y al paso del tiempo nos dimos cuenta de la importancia que tiene la forma de cómo uno se comunica como docente con sus alumnos y cómo esta comunicación no solo debe de ser efectiva, sino que también debe cumplir con ciertas expectativas que tienen los alumnos; por ejemplo, el nivel del lenguaje y el contenido de la comunicación. Por lo tanto, resulta de alta importancia comprender cuando menos qué es lo mínimo que pueden esperar los alumnos cuando el docente entra al aula y empieza a entablar comunicación con ellos.

Por otro lado, no se puede dar por hecho que el docente conoce todo lo que sucede en su ámbito profesional, ya que actualmente los campos de conocimiento son cada vez más especializados y cambiantes. Los entornos a nivel mundial y la dinámica del comercio internacional que se da en un contexto globalizado van creando nuevas necesitades laborales que se van generando a través de esta misma inercia, lo cual obliga al profesionista a especializarse en algún tema en concreto, o cuando menos, a introducirse a labores de conocimientos menos generales. En este sentido, resalta la importancia de que el docente cumpla con el perfil de la asignatura que esté impartiendo, ya que de ello dependerá precisamente su capacidad de facilitar conocimientos realmente útiles y prácticos para el alumno.

Asimismo, el docente tendrá una mayor certeza y confianza en el desempeño óptimo de la impartición de su materia, lo cual se traduce en el dominio de su asignatura y seguridad al impartirla; todo esto es percibido por los alumnos e incluso crea modelos a seguir. Nada es más halagador que escuchar a un alumno que dice: “¡Quiero ser como usted!”, o que algún alumno le diga al maestro en un encuentro ocasional después de varios meses de egresado: “¡Gracias, maestro! ¡Con usted aprendí mucho y me está sirviendo en mi trabajo!” o “¡Usted fue uno de mis mejores maestros y siempre lo recuerdo!”. Son frases que escuchamos de los alumnos varios años después de estar impartiendo determinadas asignaturas y que pueden ser indicativos de cómo se ha desenvuelto el docente en esas asignaturas.

Sin embargo, también es importante tener presente que estamos ante constantes cambios. Las nuevas generaciones son más demandantes, en virtud de estar compitiendo en un mundo mucho más dinámico, donde se requiere estar más preparado para poder realmente ser competitivo. Es precisamente en este sentido que el docente debe entender y comprender la gran responsabilidad y el impacto que se tiene cuando se facilita el conocimiento, ya que también es un objetivo de la institución educativa y es el medio por el cual se permite la retroalimentación de los saberes, de la experiencia, conocimientos y valores profesionales (González y Pedraza, 2021). En este sentido, la institución educativa desarrolla un conjunto de estrategias para apoyar a los docentes en esta gran responsabilidad.

Por otro lado, posiblemente hablar de comunicación resulte algo complejo en virtud de los tiempos que estamos viviendo, en donde la tecnología juega un papel relevante y el reto consiste en tener un mayor acercamiento con el alumno, ya que la enseñanza es imposible sin un proceso de comunicación (Zambrano et al., 2022). Además, hemos podido constatar a través de nuestra experiencia que cuando el docente se involucra junto con sus alumnos en actividades extraescolares como eventos culturales, deportivos, ecológicos o de convivencia, el alumno tiende a ver de forma diferente a su maestro; lo ve más “humano”. Es decir, el docente ya no es esa figura distante que, si bien le transmite conocimientos, hay de alguna forma una barrera que no le permite “abrirse”, teniendo esto un impacto en las clases académicas. En este sentido se adquiere una mayor confianza al externar las dudas; además de que se genera una dinámica de mayor participación y la comunicación es más asertiva.

En virtud de lo anterior, este trabajo tiene como finalidad brindar una aportación del análisis realizado a partir de las experiencias como docentes tomando en cuenta dos vertientes: la primera es la experiencia y conocimiento del docente en el ámbito profesional y la segunda es en relación con la comunicación efectiva que debe haber con el alumno. En este sentido hemos encontrado varias publicaciones que también las consideran importantes para el desarrollo con calidad del alumno por su paso en la Universidad, por lo que son factores que marcan su competitividad al momento de egresar.

Todo esto da como resultado el cumplimiento del objetivo profesional - docente de facilitar conocimientos y experiencias a los alumnos a través de una comunicación efectiva. También como consecuencia se cumple con el objetivo de la institución educativa de tener egresados formados con calidad y de acuerdo con los perfiles que la sociedad demanda en su momento y con la capacidad de afrontar los desafíos que se presenten en su vida profesional, desarrollándose en varios contextos reales, este caso, del Comercio Exterior.

Desarrollo

Experiencia y conocimiento del docente en el ámbito profesional

Se pueden identificar varios elementos que pueden intervenir en el proceso de aprendizaje, y uno de ellos es indudablemente el capital humano, y es del cual hablaremos primero. En el nivel superior consideramos que es muy importante que el docente que imparte alguna cátedra de especialización en una Licenciatura cualquiera que sea esta, debe de tener experiencia laboral. El conocimiento teórico no es suficiente.

La teoría es algo inanimado que toma vida cuando se lleva a la práctica, cuando se viven los escenarios reales dentro de los contextos de una especialidad en concreto. Hay una serie de investigaciones acerca del capital humano que indican que hay una estrecha relación entre lo que el maestro transmite a los alumnos y dónde estos adquieren los saberes, experiencias, valores, ética, e incluso se crean percepciones de lo que pueden esperar ya en un ámbito profesional, y esto solo se transmite de alguien que esté verdaderamente involucrado en la práctica real y pueda compartir sus experiencias de forma asertiva con sus alumnos. Por lo tanto, no solo transmite conocimientos, sino también detona sucesos particulares y en este contexto, desarrolla competencias.

Por consiguiente, y considerando todo lo anteriormente comentado, el docente debe tener el perfil adecuado al tipo de asignatura que impartirá en teoría y práctica.  Por ende, también es conveniente señalar que entre más docentes estén vinculados a la experiencia profesional y educativa, más se abonará a la calidad de la institución (González y Pedraza, 2021).

Consecuentemente, conviene señalar que también la institución es otro elemento que influye de manera muy notable en esta generación de conocimientos y desarrollo de competencias. Esto es porque en la medida que establezca una gestión estratégica que ayude a desarrollar en los docentes la pedagogía como una herramienta necesaria y adicional que se tendría que transmitir de forma paralela y oportuna antes, durante y después de tener la experiencia laboral-docente es como se estará elevando la calidad que puede ofrecer una institución.

No hay que dejar de lado que una institución educativa superior del sector público tiene que poner mayor esfuerzo y énfasis en ser más competitivo y exitoso, ya que está en continua competencia, no solo con sus similares, sino también con instituciones educativas superiores privadas, donde, desde luego estas últimas tienen una mayor ventaja por los recursos de los que disponen. En este sentido, el contar con docentes que reúnan el perfil adecuado se convierte en un factor relevante para la institución.

También es importante ponderar la imagen que se genera al exterior, es decir, lo que se conoce como su capital externo, que se refiere a la imagen, reputación y relaciones institucionales (Cheng, 2015) que se generan con diversos organismos y la sociedad en general. Por lo tanto y con base en nuestras experiencias tanto profesionales como académicas, concordamos con lo expuesto por Mallama-Casas (2019), quien indica que el capital humano es el principal responsable del éxito que puede alcanzar una institución educativa.

Otro elemento que es también muy relevante además del capital humano (docente), y la institución, es la tecnología. Estos últimos años y en especial durante la pandemia del Covid-19, aprendimos que debemos prepararnos para situaciones muy especiales. En esta difícil etapa, la tecnología fue uno de los factores más importantes en el sector educativo (Balderas-Solís et al., 2021) y puso de manifiesto la capacidad de los docentes para conducirse obligatoriamente en escenarios imprevistos.

En este contexto, también las instituciones tuvieron que implementar estrategias que permitieran a sus docentes seguir desempeñando sus labores académicas, pero ahora en aulas virtuales, con la misma efectividad, calidad y oportunidad como en las aulas del plantel de manera presencial. Cabe mencionar que muchos planteles no contaban con ningún tipo de tecnología; por lo tanto, no es suficiente contar solo con el conocimiento y la experiencia, sino que también debemos incluir la tecnología y su buen manejo.

Luego, el docente también debe de alguna manera introducirse y manejar herramientas informáticas que se requieren tanto en el ámbito laboral como en el académico y que ayudan a fortalecer y desarrollar los métodos de aprendizaje de manera más efectiva (Hepp et al., 2015). Por lo tanto, como profesionistas y docentes de la Licenciatura de Comercio Exterior y con base en nuestras experiencias, comprendemos los diferentes escenarios que van cambiando en este mundo globalizado, donde se requiere el manejo de las nuevas tecnologías de información, la comunicación y el reconocimiento creciente del valor del conocimiento como fuente de una ventaja competitiva (Del Castillo, 2019).

Así, se hace necesario implementar todos estos elementos para poder aportar valor que impacte positivamente a la institución educativa de nivel superior, pero sobre todo a los alumnos que egresan y son quienes tendrán que enfrentar situaciones laborales cada vez más complejas y competitivas. Por ello, es fundamental que estén bien preparados para enfrentar dichos escenarios.

Por lo tanto, también como profesionistas y docentes entendemos que en el mundo actual hay un constante cambio (Sirohi et al., 2022), lo que trae como consecuencia el desarrollo de la capacidad de ser flexibles para crear y aplicar estrategias de aprendizaje de acuerdo con los tiempos que se están viviendo, en el entendido de que los estudiantes puedan desarrollar sus talentos y potencialidades con la ayuda y guía del docente, de acuerdo con lo que les toca vivir, hacer y experimentar (Rodríguez, 2022).

Por otra parte, la tecnología cada día avanza muy rápido y no es posible actualmente ignorar esta nueva realidad, misma que se hizo muy evidente a partir de la pandemia por Covid-19, época en que se crearon aulas virtuales y se impartieron clases a distancia sin interacción presencial con los alumnos. Por lo tanto, ahora que ya regresamos nuevamente a una realidad presencial, no solo es necesario usar el internet o plataformas educativas como Microsoft Teams, Moodle, Google Classroom, Canvas, Schoology, etc., de vez en cuando, sino que ahora es necesario aplicar la tecnología también de forma presencial en las aulas de forma permanente para desarrollar nuevas competencias en los alumnos. Así que ahora la creatividad e innovación del docente a la hora de impartir sus clases debe contemplar el uso de la tecnología en las aulas presenciales, siendo esta otra variable de gran importancia, donde la entidad educativa también asume un rol de vanguardia al implementar la infraestructura y equipamiento tecnológico en las aulas. Por ende, el docente puede implementar estrategias más innovadoras que faciliten el aprendizaje de los alumnos.

Nuestra trayectoria y experiencia profesional-académica, nos ha dejado en claro que en el mundo actual se requiere que nuestros estudiantes tengan una educación integral para que aporten a la sociedad un cambio positivo, donde haya una sociedad más justa y equitativa. Es decir, se requieren individuos que cuando se integren como profesionistas en el entorno laboral sean especialistas en alguna área en concreto y puedan usar de forma eficiente todos los recursos posibles que les permitan ser competitivos y también desarrollar actitudes éticas, emprendedoras y de investigación. Por este motivo el docente es un modelo para seguir y ahí la importancia de su perfil, trayectoria e imagen.

Comunicación efectiva y asertiva

En este contexto, se sabe que cada estudiante aprende de acuerdo con sus propias motivaciones, así como por su grado de desarrollo cognitivo-académico y su estilo de aprendizaje (Cervantes López et al., 2020). Pero no solo ellos atraviesan por este proceso; también el docente aprende a desarrollar habilidades y competencias de cómo transmitir de forma adecuada sus experiencias y conocimientos; es decir, hemos aprendido que es un proceso de aprendizaje continuo para ambos. En este sentido y a través de cada periodo escolar, el docente tiene que ir desarrollando habilidades pedagógicas que le permitan proponer estrategias de aprendizaje que logren tener un rendimiento académico alto en los estudiantes. No obstante, lo primero es motivar a los alumnos; aunque ciertamente ellos son los interesados en aprender y lograr egresar exitosamente para tener un rol en la sociedad que les permita superarse económica y socialmente, lo cierto es que el docente puede convertir esa “obligación” en algo motivador y alcanzable de forma eficiente y “natural”. Por lo tanto, el conocer y comprender el estilo de aprendizaje de cada estudiante facilita al docente la toma de decisiones relativas a la impartición de su catedra, ya que puede, en consecuencia, detectar cuáles serán los puntos débiles que el alumno debe superar y las fortalezas que le darán confianza para lograr sus objetivos académicos. Es muy importante que los alumnos perciban de alguna manera que el interés del docente se centra en su aprendizaje y desarrollo de competencias con un alto nivel de calidad.

Antes del Covid-19, la comunicación con los alumnos era aún muy “tradicional” pese a la existencia de redes sociales y de mensajería instantánea como WhatsApp o Telegram. Si se requería hablar con los alumnos o viceversa, era en las aulas, los pasillos o los espacios habilitados para dar asesorías o tutorías dentro del centro educativo, por lo que la comunicación se reducía a horarios y lugares específicos. Por lo tanto, uno solo se preocupaba por dar instrucciones o explicaciones precisas y en un lenguaje lo más profesional posible, pero a su vez usando palabras simples o sencillas para la mayor comprensión del alumno, donde cabe señalar que a mayor grado escolar el lenguaje técnico se hace necesario para desarrollar habilidades de comprensión-competencias en el alumnado.

En este tenor, las estrategias de comunicación orales y escritas entre alumnos y docentes estaban limitadas de alguna forma, pese a la necesidad de lograr un alto desarrollo en las competencias de comunicación enfocada a los estudiantes. No obstante, también la experiencia nos dice que la comunicación con los alumnos en un entorno de respeto, de confianza, motivación, trabajo en equipo y tolerancia favorece a la construcción del conocimiento, además de que genera la labor de la búsqueda y reflexión crítica, por lo que la interacción debe de garantizar la continuidad del proceso de construcción del conocimiento en lo individual (Aguilar et al., 2016).

En virtud de lo anterior, el docente debe tener aunado a un perfil profesional determinado y enfocado a las asignaturas a impartir, una facilidad de comunicación (Kurowicka, 2020) que pueda transmitir confianza, empatía y tolerancia, pero que también tenga la capacidad de escuchar y entender las situaciones en un contexto determinado. Además de que en casos específicos pueda mantener de alguna forma la neutralidad cuando se requiera, así como disponer de recursos para solucionar problemas que se le presenten.

En este contexto, la experiencia que nos dejó el Covid-19 fue el uso de los programas y plataformas de comunicación que se empezaron a utilizar como nuevas herramientas en algunos casos. En otros casos, cuando ya se utilizaban, su uso se intensificó. Esto trajo como consecuencia la pérdida de los límites del “tiempo”, ya que se dejaron de contemplar horarios fijos para comunicarse. Aunque ciertamente hubo un “acercamiento” con los alumnos, también existieron limitantes como la falta de retroalimentación inmediata o incluso la falta de infraestructura, conectividad y problemas de espacios en los hogares de los alumnos para poder explayarse. De hecho, antes de la pandemia por Covid-19, la comunicación, aunque era en su mayoría de forma oral también presentaba sus limitantes, ya que los alumnos no siempre tienden a externar sus dudas y su vocabulario en muchas ocasiones es limitado, por lo que, al expresar sus dudas, estas también pueden carecer de claridad.

Es claro que la comunicación es considerada un proceso fundamental para la enseñanza (Sharma, 2020), para el intercambio de ideas, sentimientos, emociones, intereses, opiniones, puntos de vista, experiencias y conocimientos científicos en las diferentes ramas de la ciencia donde se busca encontrar acuerdos entre un grupo de personas (Zambrano et al., 2022). Por consecuencia lógica, resulta fundamental desarrollar una comunicación más eficiente y asertiva, tanto oral como escrita, entre el profesor y el alumno. Ahora bien, en este sentido, el uso de la tecnología puede ser un factor positivo si se usa de forma estratégica por parte del docente.

Consideramos también en virtud de nuestra experiencia que en muchas ocasiones una persona puede ser un profesionista destacado y reconocido en su ámbito laboral; sin embargo, puede resultarle complicado desempeñarse como un buen docente. Por esa misma razón, tanto el docente como el alumno deben desarrollar continuamente competencias comunicativas que les permitan, en el caso del docente, poder expresar sus conocimientos y experiencias de forma eficiente, y en el caso del alumno, poder desarrollar y aplicar sus habilidades de forma asertiva y a la vez cultivar canales de comunicación saludables con quienes le rodean.

Por lo tanto, el saber comunicarse adecuadamente tiene un valor excepcional en todos los sentidos y en la educación es incuestionable, puesto que se comparte el saber y se socializan los conocimientos (Zambrano et al., 2022). Además, puede ayudar a incrementar la seguridad y la motivación.  No obstante, los diálogos de comunicación oral entre docente – estudiante, estudiante – docente y estudiante- estudiante son de naturaleza compleja.

El caso de la comunicación escrita no es la excepción, pues requiere incluso un nivel más constructivo, ya que implica el dominio de varios elementos tales como las reglas y normas de una escritura correcta, el léxico de acuerdo con el contexto que se pretende comunicar y al nivel del destinatario, además del empleo adecuado de la información y su conocimiento dentro de ese contexto (Zambrano et al., 2022). De acuerdo con la experiencia que tenemos, es complicado que los alumnos lleguen a desarrollar eficientemente todos estos elementos, lo que vuelve todavía más complejo el proceso de comunicación escrita de los alumnos universitarios.

Como un último punto a destacar, en la actualidad la tecnología tiene sus efectos positivos, pero también tiene sus aspectos negativos en la interacción entre docentes y alumnos. Se requiere estar capacitado para el manejo de esta y, además, utilizar aplicaciones o plataformas que sean amigables para facilitar el aprendizaje y la comprensión del alumno. De esta manera, alumnos y maestros pueden entender y usar la tecnología de forma óptima para crear un ambiente de confianza que facilite la comunicación e interacción. Sin embargo, si la tecnología no se usa de forma adecuada, o su uso resulta complejo, puede generar rechazo (Kirlidog y Kaynak, 2011).

Cabe mencionar que hay investigaciones que recomiendan que en los criterios de evaluación de la práctica docente se incluyan indicadores de competencia en el uso de la tecnología con la finalidad de que los docentes se motiven y se esfuercen para utilizar más tecnología y que sea adecuada a sus cátedras (Erkan, 2019). En este sentido, la comunicación con el alumno actualmente también se da a través de la tecnología y resulta todo un reto tanto para el docente, como para el alumno y para la misma institución ya que se requiere capacitación por parte del docente, infraestructura por parte de la institución e interés y recursos por parte del alumno. Todo esto sin dejar a un lado el marco normativo en que debe de desarrollarse esta comunicación.

Conclusiones

El perfil del docente juega un factor muy relevante en la docencia universitaria. Por lo tanto, la trayectoria que tenga en su ámbito profesional reflejará la seguridad del dominio de la cátedra que imparte. Un docente con experiencia en su área estará en posibilidades de plantear escenarios reales que ayudarán al alumno a visualizar los desafíos que su profesión le planteará en el futuro próximo cuando sea egresado. En consecuencia, la comunicación de sus experiencias y conocimientos debe darse de una manera precisa, eficaz y asertiva que permita al alumno realmente comprender, involucrarse y aplicar esos conocimientos y experiencias. Por este motivo, el docente debe capacitarse continuamente no solo en áreas pedagógicas, sino además en estrategias que ayuden a mejorar la comunicación oral y escrita implementando las tecnologías de forma proactiva. En este escenario, la institución educativa debe contribuir con una infraestructura apropiada que esté al alcance de todos y motive al cuerpo docente.

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[1] Maestra en comercio exterior, Universidad Autónoma de Tamaulipas, Profesora de tiempo completo. E-mail: luflores@uat.edu.mx ORCID: https://orcid.org/0009-0000-9599-6901

[2] Maestra en administración con enfoque estratégico, Universidad Autónoma de Tamaulipas, Profesora de tiempo completo. E-mail: earriaga@uat.edu.mx ORCID: https://orcid.org/0009-0003-7938-8254

[3] Maestra en negocios internacionales, Universidad Autónoma de Tamaulipas, Profesora de tiempo completo. E-mail: gortega@docentes.uat.edu.mx ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9441-3639