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LA EDUCACIÓN PREUNIVERSITARIA EN LAS TUNAS DE 1971 A 1985

Apuntes históricos sobre la Educación Preuniversitaria en Las Tunas de 1971 a 1985

Historical notes on pre-university education in Las Tunas from 1971 to 1985

Norge Manuel Peña Hernández[1]

Doloreanet Heredia Marisi[2]

 Resumen

Sobre la educación en Las Tunas, aunque existen trabajos científicos que abordan su análisis, son necesarias investigaciones desde una perspectiva histórica. Del planteamiento de esta insuficiencia se determinó como problema científico ¿Cómo han ocurrido los cambios en la Educación Preuniversitaria en Las Tunas desde su surgimiento en 1971 hasta 1985? Desde esta posición, el objeto de este artículo es la Educación Preuniversitaria en el territorio de la actual provincia de Las Tunas a partir del año 1971 hasta el 1985.  De lo que se deriva el objetivo: valorar los principales elementos históricos relativos al proceso de surgimiento y desarrollo de la Educación Preuniversitaria en la provincia de Las Tunas desde 1971 hasta 1985. Para cumplir con las tareas que se derivan de este, se utilizaron los métodos histórico y lógico, inducción y deducción e hipotético-deductivo. 

Palabras clave: Historia, Educación Preuniversitaria, Las Tunas

Abstract

Regarding education in Las Tunas, although there are scientific works that address its analysis, research is necessary from a historical perspective. From the approach of this insufficiency, it was determined as a scientific problem. How have changes occurred in pre-university education in Las Tunas since its emergence in 1971 until 1985? From this position, the object of research is pre-university education in the territory of the current province of Las Tunas from 1971 to 1985. From which is derived the objective that guides the present work: to assess the main relative historical elements. to the process of emergence and development of pre-university education in the province of Las Tunas from 1971 to 1985. In order to fulfill the tasks that derive from this, the historical and logical method, the method of induction and deduction and the hypothetical- deductive.

Keywords:   History, Pre-university education, Las Tunas

Introducción

En el caso de la educación en Las Tunas, aunque existen trabajos científicos que abordan su evolución histórica general, no se agotan los aspectos a investigar desde la perspectiva histórica. Esto se traduce en una insuficiencia significativa de conocimientos sobre la evolución de la Educación Preuniversitaria en esta provincia oriental en el período comprendido entre 1971 y 1985, conocimientos que son indispensables para enriquecer la identidad cultural de la provincia, respecto a la Historia de la Educación.  Del planteamiento de esta insuficiencia se determinó como problema científico ¿Cómo han ocurrido los cambios en la Educación Preuniversitaria en las tunas desde su surgimiento en 1971 hasta 1985?

Se plantea como objetivo valorar los principales elementos históricos relativos al proceso de surgimiento y desarrollo de la Educación Preuniversitaria en la provincia de Las Tunas desde 1971 hasta 1985. A partir de todos los elementos antes apuntados, se pudieron determinar hechos, de relevancia para valorar la evolución histórica de la Educación Preuniversitaria en la actual provincia de Las Tunas desde 1971 a 1985.  

Desarrollo

Para la etapa revolucionaria, la tradición refiere que la enseñanza preuniversitaria en Las Tunas tiene su comienzo el miércoles 1ro de septiembre de 1971. Sin embargo, en contraste con las fuentes orales, el principal periódico de la época, el Forjador, coloca este acontecimiento para el lunes, 4 de octubre de ese año (González, 1971) La primera graduación local de estudiantes de preuniversitario se efectuaría en el Teatro Tunas el sábado 13 de julio de 1974. Era el cierre de un ciclo iniciado tres años antes y que significaba la coronación de los esfuerzos e iniciativa de los habitantes del territorio. Pero a la vez, era el primer gran resultado de todos los que estarían por venir en un largo camino, que apenas había comenzado. 

Los estudiantes de preuniversitarios graduados en el año académico 1974-1975 fueron 83 (Espinosa, 1975). Este curso era el segundo consecutivo en que Las Tunas obtenía el primer lugar de la provincia de Oriente en sus resultados educativos (Batista, 1975). Sin embargo, si bien era cierto un ostensible crecimiento de la infraestructura educacional, esta se centraba principalmente en el levantamiento de secundarias en el campo y politécnicos.  De los 26 centros de la enseñanza media en la geografía tunera (más de 26 mil estudiantes aproximadamente) (Varela, 1974), solo uno era preuniversitario, por lo que Las Tunas continuaba dependiendo de un solo platel para sus aspiraciones educacionales en este tipo de enseñanza.

A principios del curso 1974-1975, a mediados de octubre, fue seleccionado como presidente de la FEEM en Las Tunas, durante el III Pleno de la FEEM en el Territorio, el estudiante de 13 grado del Luis Urquiza Jorge, Fernando Mayo Gómez. Así lo expresan las fuentes periódicas (Varela, 1974). Bajo su dirección, la organización estudiantil buscó mantener la bandera de “Mejores de Oriente”, captar estudiantes para integrar el IV Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech (135 en plan), “incorporar el grueso de los alumnos de las secundarias básicas externas al plan La Escuela al Campo” (Varela, 1974, p. 2).

Varios de los objetivos propuestos parecen haberse cumplido cuando la FEEM del Territorio alcanzaba el Primer Lugar entre las regiones de la provincia de Oriente, delante de Guantánamo (Segundo Lugar) y Manzanillo (Tercer Lugar), en el primer chequeo provincial estudiantil, efectuado en Las Tunas, en la Escuela Formadora de Maestros “Pepito Tey”, con la presencia de Faure Chomón Mediavilla y 350 delegados, a finales de diciembre de 1974. Sin embargo, hay que decir que el preuniversitario del Territorio de Las Tunas no fue nombrado entre los más destacados, en la provincia Oriente, sino una secundaria básica, la Jesús Suárez Gayol (Varela, 1974).

De lo que se infiere que el IPU Luis Urquiza Jorge no lograba todavía alcanzar resultados emulativos suficientes, a la altura de otros centros de la provincia oriental, dígase el IPU Rubén Batista o el IPUEC Manuel Gómez, ambos de Guantánamo y que sí ganarían entonces la condición de “Mejores” (Varela, 1974).       

Al iniciarse el curso 1975-1976, el sistema cubano aplicaría un nuevo proceso de perfeccionamiento educacional con la instrucción de nuevos programas caracterizados por su alto nivel de cientificidad para la época y se introduce en las clases nuevos métodos de enseñanza (Espinosa, 1981a, p. 6)

En septiembre de 1977, con el inicio del curso, comenzaría a funcionar el primer preuniversitario en el campo. Así lo recogía el Periódico 26, al décimo día de ese mes, en la nota “Funcionan 32 planteles de la enseñanza media en el actual curso” (Varela, 1977, p. 3). Pero esta fuente no precisa el nombre del IPUEC al que hace referencia. Para el investigador resulta poco probable que se trate de Melanio 5, también ubicado en el plan viandero jobabense.

Se sabe que no es hasta el curso 1978-1979, que la Empresa de Mantenimiento Constructivo del Poder Popular del municipio de Jobabo entregaría dos nuevos preuniversitarios al territorio (Ortega, 1978), estos del tipo IPUEC. Ya en enero de 1979 en la provincia se hablaba de la existencia de tres preuniversitarios en el campo y dos urbanos. A la hora de considerar cuáles fueron, hay que valorar que todavía a inicios de marzo de 1981, las instalaciones del Julio Máximo Reyes Cairo (Melanio 1) y del Alejandro Cedeño Mora (Melanio 4) eran utilizadas como ESBEC (Periódico 26, 1981). A partir de otras fuentes, puede precisarse que estos edificios para IPUEC, serían el Combate de Levisa (Melanio 3) y el Capitán Fernando de Dios (Melanio 2) (Espinosa, 1980).

El periódico Sierra Maestra es la primera fuente que reporta la existencia de dos preuniversitarios urbanos y tres en el campo en Las Tunas en diciembre de 1978 (Bosch, 1978). Una nota de prensa aparecida en el Periódico 26, en junio de 1979, sugiere que para esta fecha todavía el preuniversitario puertopadrense no había recibido denominación alguna cuando hace referencia al mismo sin mencionar su nombre.  En definitiva, el segundo IPU de la provincia se llamaría José Alejo Tomás López, con el que homenajeaba a este mártir de las Pascuas Sangrientas.

A las puertas de los exámenes que iniciarían el 28 de junio de 1979, la institución había celebrado una Olimpiada del Saber para fortalecer la promoción de sus estudiantes preuniversitarios y este sería el motivo de la publicación mencionada en la prensa local. La idea expresada en la misma, de que las Olimpiadas del Saber se desarrollaban en la escuela desde hacía dos cursos, por iniciativa de sus 32 profesores y 350 alumnos, coloca la fecha de inauguración del IPU Alejo Tomás en el curso 1976-1977.  

La VI graduación del preuniversitario Luis Urquiza Jorge se efectuó en julio de 1979 con la presencia del Primer Secretario del PCC en Las Tunas, Faure Chomón Mediavilla y otros miembros del Buró Ejecutivo del Partido en la provincia como Enrique Ávalo Bosch, Blas Enrique Muñoz y José Manuel Caraballo, además del entonces segundo secretario de la UJC, Alberto Torres. Se graduaron en esta ocasión 160 nuevos bachilleres. La directora del centro, Nelva Rosario Peña, informaba que de una matrícula de 679 estudiantes de los grados 10, 11 y 12, habían promovido 583, cifra que representaba un 85, 86 %.

De las 4 443 becas ofrecidas por la Educación en Las Tunas a estudiantes de 9no grado en función del curso 1979-1980, unas 1 500 fueron para estudios preuniversitarios a realizarse en la misma provincia (Espinosa, 1979) 

La promoción del primer semestre del curso 1979-1980, se comportaría de la siguiente manera: 92, 64 % en los preuniversitarios urbanos –que significaba un crecimiento de 18,20 - y en los rurales, a pesar de crecer con respecto a la misma etapa del curso anterior más de un 29 %, solo habían logrado el insatisfactorio resultado de 67 % (Espinosa, 1979)  

Entre las construcciones que se terminaban entonces (1980), estaban un preuniversitario cañero y una escuela especializada en Puerto Padre y en Las Tunas, el Centro de Reeducación de Menores (Espinosa, 1980). Los becarios tuneros cursaban estudios, además, en provincias como Santiago de Cuba, Villa Clara, Cienfuegos, Camagüey, Holguín, Granma, Matanzas, provincias de La Habana y Pinar del Río

Para el curso 1980-1981 la Dirección Provincial de Educación en Las Tunas ofreció a los estudiantes de 9no grado un total de 1 181 plazas becarias con requisitos adicionales, entre las que la Escuela Militar Camilo Cienfuegos de Holguín ofrecía 85 becas y otras 80 becas estaban disponibles para cursar en disciplinas deportivas (Espinosa, 1980), estas últimas, probablemente en la EPEF de Holguín.

Preparado con tiempo suficiente comenzaría el año lectivo 1980-1981 el lunes 1ro de septiembre. En la etapa inicial se ubicaba al profesorado de acuerdo a su escalafón, se distribuía la base material de estudio y se impartía la preparación metodológica correspondiente. Las dificultades estuvieron dadas en la reparación de varios centros internos, especialmente en el municipio de Puerto Padre, que trajeron consigo la demora del inicio de las clases para estos. Pero en sentido general, el curso comenzaría como se había previsto (Espinosa, 1981)

La necesidad de docentes se mostraba cuando la Avanzada Educacional requería de una mayor incorporación de profesores de la ciudad para asistir de inmediato a los centros educacionales que lo demandaban, especialmente los de nuevo tipo en el campo, entre estos, preuniversitarios. Tal movimiento había logrado incorporar a 170 educadores, pero esta cifra, de acuerdo a la prensa de la época, era “insuficiente” (Espinosa, 1980, p. 3). Como parte de la estrategia para suplir dicha necesidad, la conformación de los diferentes contingentes del destacamento pedagógico era un aspecto relevante. La matrícula de grado 12 en toda la provincia de Las Tunas era entonces de 789 y en esa cantera estaban puestas “las miradas de Educación Provincial” (Espinosa, 1980, p. 3).

En el curso 1980-1981, los preuniversitarios Combate de Levisa (Melanio 3) y Fernando de Dios (Melanio 2), lograban cumplir con la incorporación de estudiantes de grado 12 a este. De esa manera, Jobabo se convertía nuevamente en primer municipio tunero en cumplir ante la UJC y el Partido en sus asignaciones para el Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech con “125 jóvenes” (Espinosa, 1980, p. 3). Ya en el curso anterior, Jobabo había incorporado 106 y esta vez sobrecumplía en diez el plan previsto. El preuniversitario Fernando de Dios había sido el primero de Las Tunas en terminar este proceso e integraba 68 estudiantes de ambos sexos, por encima de los 60 que había sido la meta. No era la primera vez, en los dos cursos anteriores, este preuniversitario había cumplido “en tiempo récord sus compromisos en tal sentido” (Espinosa, 1980, p. 3).

La provincia aspiraba a ser la segunda del país en la tarea, objetivo que se lograba solo con el plan de 240 de la UJC. Pero el panorama no se preveía sencillo a pesar del éxito inicial, por cuanto se habían logrado 167 captaciones oficiales y los dos preuniversitarios urbanos mostraban una situación crítica en sus incorporaciones, tal y como lo habían presentado en el año anterior. El IPU Luis Urquiza había logrado solo 17 incorporaciones de un plan de 120 y el Alejo Tomás, sólo 25 de un plan de 85.  (Espinosa, 1980).   

Desde la perspectiva académica, el objetivo de la Educación en Las Tunas era incrementar en un 3 % los resultados de promoción en todas las enseñanzas. Lo cual significaba crecer hasta el 98 % en los resultados de preuniversitario (Espinosa, 1980). En enero de 1981, Fernando Vecino Alegret, Ministro de Educación Superior y José Ramón Fernández Álvarez, Ministro de Educación, planteaban que la formación vocacional en la enseñanza media superior estaba en un nivel crítico e insuficiente con respecto a las matrículas de preuniversitario. En el marco de una reunión celebrada con los capacitadores se llegaba a la conclusión de que en las provincias debía mejorarse la promoción de información hacia los alumnos de grado doce sobre las diferentes carreras universitarias, a través de “círculos de interés y conferencias” (Espinosa, 1980, p. 2).  

Sin embargo, ese no era el único problema, Educación Provincial había estado enfrentando casos de indisciplina laboral relacionados con la asistencia y puntualidad en el trabajo. Para mejorar los indicadores en este sentido se establecía la firma obligatoria e inviolable de libros de entrada y salida, así como el control periódico de los funcionarios administrativos responsabilizados con ellos. Mario Solar, Director de Educación en la provincia, llamaba a través de carta circular a todas las direcciones de los municipios de base a aplicar consecuentemente los Decretos Ley 32 y 36, citados por (Espinosa, 1981), referidos a los profesores y funcionarios que las cometieran, cuatro IPUEC y dos IPU poseía Las Tunas en febrero de 1981. Para diciembre de ese año, “la provincia había saltado de cinco preuniversitarios en 1978, a ocho” (Kolésnikov, 1983, p. 285).

La Escuela al Campo, desarrollada principalmente por las secundarias básicas y los dos IPU, mostraba una mayor incorporación de estudiantes en el curso 1980-1981 a las actividades productivas que, en el curso anterior, aunque paradójicamente se veía una disminución de la producción en comparación con el año académico 1979-1980. Las causas se explicaban en las intensas lluvias del mes de diciembre de 1980, que habían afectado la asistencia al campo y la productividad de los estudiantes y a dificultades con las orientaciones sobre las normas de trabajo, así como el insuficiente contenido de labor en algunos campamentos en comparación con otros, lo que reflejaba una inadecuada orientación de la fuerza, entre otros aspectos (Espinosa, 1981)

En cuanto a los IPUEC, en el cumplimiento de las normas de producción se descendía levemente durante el curso, respecto al anterior, aunque se avanzaba en los resultados generales gracias al concurso de diferentes organismos. Las escuelas que mejores resultados comportaban en el cuidado de la propiedad social estaban varios centros, sin embargo, como preuniversitario, solo el Luis Urquiza. Esto significaba que eran los centros de este nivel que mostraban un mejor cuidado de tablillas de las ventanas, las puertas, los medios de albergues, de mesas y sillas; una mejor limpieza y organización de las áreas y un mejor cuidado general de los recursos que se traducía en ahorro económico (Espinosa, 1981).

En Puerto Padre, se destacaba fundamentalmente en la promoción académica con un índice del 93% el preuniversitario Rigoberto Batista Chapman.  (Espinosa, 1981).  Finalmente, la emulación en marzo de 1981 apuntaba a tres centros como Vanguardias Provinciales, ninguno preuniversitario. El IPU Luis Urquiza Jorge recibía un reconocimiento: el aula 12-4 obtenía la bandera de mejor grupo de la provincia (Espinosa, 1981). La retención había tenido un incremento con respecto al anterior curso, pero en marzo de 1981, ya se podían contar unas 206 deserciones puras de estudiantes en los preuniversitarios del campo.

En ese mismo momento, al realizarse los cortes estadísticos de los exámenes de la primera etapa, se pudieron constatar incrementos de promoción en la mayoría de las enseñanzas. Así lo informaba quien llevaba la responsabilidad de la Dirección de Educación en Las Tunas: Mario Solar. En ese contexto, los preuniversitarios rurales lograban un 79, 57 % de promoción. Era un indicador que mostraba en este caso, no ser de excelencia, pero que a la vez representaba un incremento de 13, 56 en comparación con la misma etapa del curso anterior. Los preuniversitarios urbanos se mantenían estables en el 92 % y otros planteles, que también ejercían el nivel preuniversitario, con un 82, 01 %, crecían en 16, 19 (Espinosa, 1981a).

A pesar de adoptarse una serie de medidas encaminadas a garantizar buenos resultados en el curso 1983-1984, la retención escolar no logró estabilizarse en un sentido positivo. Unos 4 mil 172 alumnos abandonaron las aulas por diferentes razones, entre que estaban como fundamentales: por deserción escolar unos mil 275 alumnos (30,56%); abandono de estudios en edad laboral, mil 97 (26,29%); matrimonios, 822 (19,7%) (Rodríguez, 1984, p. 5). No obstante, este curso terminaría con resultados superiores en cuanto a promoción, en el trabajo docente-metodológico, en el trabajo educativo y productivo (Espinosa, 1981b).

En el curso 1984-1985, los resultados del primer corte evaluativo, no fueron los deseados. Se avanzaba pero muy poco. En la mayoría de los centros preuniversitarios los indicadores eran ligeramente superiores a igual etapa del curso anterior (1983-1984). Pero en el caso de los Institutos Preuniversitarios Urbanos (IPU) la promoción había sido de 69,5 %, lo que los colocaba en un 5,5% inferior al año docente anterior (64 %). Los preuniversitarios urbanos de Puerto Padre, el Rigoberto Batista Chapman y el Alejo Tomás, eran los que presentaban las mayores dificultades (Díaz, 1984a).

Se planteaban como causas el trabajo metodológico insuficiente, la no utilización adecuada del libro de texto, poca atención al estudio individual y la falta de rigor en las evaluaciones sistemáticas. Los excelentes claustros de profesores de estos centros urbanos, así como las condiciones materiales con que contaban para la realización de su labor, hacían esperar un cambio favorable en los resultados futuros de la provincia en este aspecto.

El viernes 30 de noviembre de 1984 en el municipio de Puerto Padre se celebraría un chequeo de emulación estudiantil de ese territorio, el llamado XII Festival Mundial de Juventud. Salta a la vista que los mejores centros educacionales, por sus resultados, no eran los preuniversitarios urbanos, sino los politécnicos. En primer lugar el Oscar Alberto Ortega, con un  88% de promoción y retención al 100%; en segundo lugar, el Instituto Politécnico de Economía Ramito Guerra, que había alcanzado el 79 % de promoción y había sido declarado Módulo Cultural. La mejor estudiante era, sin embargo, de un IPU: Victoria Serrano del Alejo Tomás. Este preuniversitario recibiría mención especial por sus resultados en una visita de control y ayuda provincial, además de “el gran movimiento cultural y deportivo que tiene entre sus estudiantes” (Peña, 1984, p. 3).

La política especial del Ministerio de Educación en el nivel medio superior implicaba la desaparición de los Institutos Preuniversitarios Urbanos. Erradicarlos totalmente para llevar a todos los estudiantes a los IPUEC a fin de que estos participaran en el principio de la vinculación del estudio con el trabajo (Díaz, 1984b). De manera que podemos decir que para el año 1985, se marca el momento de la desaparición de los dos preuniversitarios urbanos existentes en Las Tunas. El Alejo Tomás terminaría por ser disuelto y el Luis Urquiza Jorge por ser destinado a cumplir las funciones de Escuela Vocacional. Es importante decir que una publicación realizada por el Periódico 26 el domingo 25 de noviembre de 1984, sugiere la existencia de tres Preuniversitarios Urbanos en Las Tunas. Estos serían entonces: Luis Urquiza Jorge (Tunas) y el Alejo Tomás con el Rigoberto Batista Chapman en Puerto Padre (Díaz, 1984b).

Justamente en este curso, saldría en la prensa uno de los problemas que afectaba a los Institutos Preuniversitarios en el Campo (IPUEC) de Las Tunas, ubicados en el municipio de Jobabo. La inexistencia de caminos adecuados entre estos y la ciudad capital hacía muy difícil el transporte de estudiantes y profesores, por los pantanales que se formaban en los terraplenes en época de lluvia. La dificultad de los caminos intransitables en este período perjudicaba también el transporte de víveres y mercancías (Díaz, 1984c).

Problemas de otro tipo afectaban también la educación en Jobabo: no utilización racional del fondo de tiempo de los profesores, fundamentalmente para la autopreparación, inadecuada exigencia y control de los funcionarios responsabilizados con el desarrollo del proceso docente-educativo; educadores con problemas ortográficos, dificultades en el dominio de las materias y metodologías, la inadecuada preparación de los especialistas encargados de impartir las clases metodológicas; asistencia insuficiente a las mismas, deficiente labor educativa expresada en incorrectas relaciones entre estudiantes y profesores, lo que atentaba contra la calidad de la docencia y la formación integral de las nuevas generaciones (Segura, 1984)

Como si esto no fuera poco, los estudiantes de los preuniversitarios ubicados en este municipio manifestaban su inconformidad con el tiempo dedicado a la recreación estudiantil. En esencia se planteaba que no había en que emplearlo, lo que atentaba contra el desarrollo adecuado del proceso docente-educativo.

Se planteaba que la mayoría de estos problemas tenían solución, pero la Dirección de Educación en Jobabo no había manifestado interés en resolverlos. Contradictoriamente, uno de los Consejos de Escuelas estimulados por sus logros en noviembre de 1984 era el IPUEC Combate de Levisa. Se reconocía su aporte en el trabajo por la asistencia y puntualidad de alumnos y profesores; el uso correcto del uniforme escolar; la realización de las acciones encaminadas a cumplir los 26 aspectos que había que tener en cuenta para declarar los centros “Mi escuela en 26” (Segura, 1984, p. 2) Del preuniversitario en el campo, José Peña Fernández del municipio Tunas, poco se habla en la prensa local. La primera mención del plantel ocurre en diciembre de 1984 en ocasión de ser entrevistado uno de sus estudiantes por ser delegado al VI Congreso de la FEEM.

Las fuentes periódicas indican que al finalizar el 1984, el balance general de la educación en Las Tunas, sería positivo. El 26 de noviembre de ese año se iniciaba una visita integral a la provincia, compuesta por 103 miembros de la Comisión Nacional de Educación. Estos visitarían 111 centros, distribuidos en los municipios de Puerto Padre, Las Tunas, Jobabo, Jesús Menéndez, Manatí y Colombia. Entonces se pudo constatar el decisivo papel de las Brigadas de Madres y de los Consejos de Escuelas en el mejoramiento de los resultados educacionales. Un 70 % de las clases visitadas fueron evaluadas de Bien, resultado superior al 61% alcanzado en la visita anterior (Góngora, 1984a).

Se pudo notar un incremento de la calidad de las clases prácticas, en cumplimiento del acuerdo 356 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros referido al apoyo de los organismos de la producción a la educación. También se observaba el cuidado de la propiedad social, la estética, la higiene y el embellecimiento de los planteles. En especial se constataba un cambio importante en las instituciones educacionales del municipio de Jobabo (Góngora, 1984b).

Pero, la retención escolar continuaba siendo un problema. Todavía esta afectaba fundamentalmente a los jóvenes comprendidos entre las edades de 13 y 16 años. Por otra parte, la necesidad de profesores continuaba apuntando de forma negativa los intereses educacionales de la provincia. El Destacamento Pedagógico se veía como alternativa resolutiva, lo cual llamaba a buscar la incorporación de más alumnos de nivel medio a este. El montaje de talleres y laboratorios era insuficiente, así como la incorporación de estudiantes en el cumplimiento del principio de la vinculación del estudio con el trabajo, especialmente en las ESBEC e IPUEC. Las áreas de autoconsumo estaban incentivadas a un nivel que no correspondía a las necesidades y la convocatoria de ahorro y uso racional de los recursos no se cumplía satisfactoriamente (Góngora, 1984c).

Conclusiones

Al realizarse un estudio histórico de la evolución de la Educación Preuniversitaria en Las Tunas en los quince años comprendidos entre su fundación en 1971 hasta 1985, pueden constatarse avances notables en cuanto a la infraestructura educacional destinada a este tipo de enseñanza, así como en el crecimiento del número de estudiantes matriculados, promovidos o graduados. Pero también, puede observarse que no estuvo exenta de contradicciones, estancamientos y retrocesos.

El análisis de la etapa seleccionada, comprueba las dificultades que tradicionalmente han afectado la calidad de la educación del nivel medio superior en Las Tunas (retención, asistencia, calidad de la docencia, entre otras), y puede determinarse el incremento de sus incidencias a partir de los años finales de la década de 1970 del siglo pasado, momento que corresponde con el surgimiento de los primeros preuniversitarios en el campo y la explosión de matrícula en la enseñanza media. 

Los hechos relacionados evidencian que, aún en condiciones y circunstancias que materialmente favorecieron la elevación de la calidad de la educación en el preuniversitario tunero, la provincia debió enfrentar problemas relacionados con la indisciplina laboral, el maltrato de los recursos físicos disponibles, el desaprovechamiento de la jornada de trabajo, la insuficiente preparación de las clases y de las preparaciones metodológicas en determinados escenarios, entre otros. Todo lo cual corresponde fundamentalmente, a la conciencia de los sujetos que participaron en sus disímiles procesos, lo que es reflejo de uno de los motivantes que llevarían a la implementación de la rectificación de errores y tendencias negativas que posteriormente se implementará de forma general en el sistema socialista cubano.

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Norge Manuel Peña Hernández, Doloreanet Heredia Marisi


[1] Licenciado en Educación, carrera Humanidades. Maestrante de Historia y Cultura en Cuba por la Universidad de Holguín. Universidad de Las Tunas, Las Tunas, Cuba. E-mail: norgeph@ult.edu.cu ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2961-800X  

[2] Licenciada en Gestión Sociocultural para el Desarrollo (Humanidades) Maestrante de Historia y Cultura en Cuba por  la Universidad de Holguín. Centro Universitario Municipal Contramaestre, Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, Cuba. E-mail: doloreanetherediamarizy@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0009-0003-9863-9186