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DESARROLLO DE HABILIDADES SOCIALES EN EDUCANDOS CON AUTISMO

El desarrollo de habilidades sociales en educandos con Trastorno del Espectro Autista

The development of social skills in students with autism spectrum disorder

Roxana María González Pérez[1]

María Magdalena Justiz Guerra[2]

Diana María Pérez Lara [3]

Resumen

El presente trabajo parte de identificar las insuficiencias que se presentan en el desarrollo de las habilidades sociales, las que se sustentan en el principio de la unidad de lo cognitivo y lo afectivo en el desarrollo de la personalidad. Se delimita como objetivo proponer acciones para el desarrollo de habilidades sociales en educandos con Trastorno del Espectro Autista, implementadas en el contexto familiar. En su realización se emplearon métodos y técnicas del nivel teórico, analítico-sintético e histórico-lógico y del nivel empírico la observación, la entrevista y el dibujo libre. En consecuencia, se aporta como principal resultado, acciones para el desarrollo de habilidades sociales que favorecen la formación de la personalidad en este tipo de educando.

Palabras clave: autismo, habilidades sociales, relación padres-escuela

Abstract

The present work starts from identifying the insufficiencies that appear in the development of social skills, which are based on the principle of the unity of the cognitive and the affective in the development of personality. The objective is to propose actions for the development of social skills in students with autism spectrum disorder, implemented in the family context. In its realization, methods and techniques of the theoretical, analytical-synthetic and historical-logical level and of the empirical level were used: observation, interview and free drawing. Consequently, the main result is provided, actions for the development of social skills that favor the formation of personality in this type of student.

Keywords: autism, social skills, parent-school relationship

Introducción

El ser humano es un ser intrínsecamente social. Para ello, la comunicación es esencial en la vida del ser humano desde que nace y durante toda su vida, de igual manera las habilidades sociales surgen de forma intrínseca al individuo, lo que provoca que desde la infancia sienta el deseo de pertenecer a un grupo con el cual se identifica y quiere participar formando parte de él por esta razón se puede afirmar que el ser humano es un ser social por naturaleza. A pesar de ello, no todos los seres humanos están dotados con estas habilidades sociales, en este caso, el Trastorno del Espectro Autista (TEA), constituye una de las alteraciones neuropsiquiátricas más estudiadas y menos conocida, lo que limita la inclusión social plena de los niños y adolescentes que la presentan.

Al respecto diferentes investigadores han estudiado sobre este tema desde diferentes disciplinas como: la Sociología, la Medicina, la Pedagogía y la Psicología, sin embargo, continúa siendo un reto para los profesionales de la educación pues no solo los docentes interactúan con los niños y adolescentes, sino que deben orientar correctamente a las familias de cada uno de ellos.

Se destacan autores internacionales como: Riviére (1997; 1998), Cornato et al. (2012), Chen et al. (2015), Coy y Martin (2017), Sirera (2020) y autores cubanos como Gómez (2005), Sosa (2006), Demósthene (2010), Campo (2012), entre otros. Estos autores coinciden en que la concepción sobre la atención al niño con autismo condiciona el papel que representa el sujeto que lo atiende, por lo que estos criterios constituyen puntos de referencia para el presente trabajo.

Una de las áreas a prestar especial atención son las habilidades sociales que son las reglas, costumbres y habilidades que guían las interacciones de una persona con otra persona y el mundo que nos rodea, por lo general, las personas tienden a adquirir habilidades sociales de la misma manera que aprenden habilidades lingüísticas: de forma natural y sencilla. Con el tiempo, aprenden a cómo actuar en diversas situaciones y con los demás. Sin embargo, para las personas con autismo puede ser más difícil aprender y desarrollar estas habilidades, justamente porque es una de las dificultades que definen el TEA.

En Cuba constituye una premisa básica la atención a niños y jóvenes con necesidades educativas especiales, con un enfoque humanista que potencie el desarrollo de conocimientos, habilidades, capacidades y valores. La bibliografía consultada sobre la temática desde diferentes referentes teóricos y la experiencia de las autoras con relación a personas con TEA, devela que se manifiestan determinadas dificultades manifiestas en el contexto familiar, visto desde la poca interacción de los miembros de las familias con estos menores y el limitado conocimiento de acciones que favorezcan el desarrollo de habilidades sociales.

Por tanto, el objetivo del presente trabajo es proponer acciones para el desarrollo de habilidades sociales en educandos con TEA desde el contexto familiar; para ello se emplearon métodos teóricos, tales como el histórico-lógico, el análisis y la síntesis y empíricos como la observación, la entrevista y el dibujo libre.

Desarrollo

En Cuba los estudios de la calidad educativa para los años venideros, tienen previsto la incorporación de nuevas ideas en la evaluación de logros en la educación y aprendizaje, con indagaciones en torno al desarrollo de habilidades no cognitivas y de la educación cívica y ciudadana. Estas nuevas áreas de evaluación se derivan de las propuestas contenidas en la Agenda 2030 (CEPAL, 2016), de la cual Cuba es signataria. Por tales razones, la atención a los alumnos con necesidades educativas especiales es de vital importancia en todos los niveles educativos y la educación cubana presta especial consideración a ello por estar abierta a la inclusión educativa.

El TEA constituye un diagnóstico que se encuadra dentro de los trastornos del neurodesarrollo, los educandos que lo presentan se caracterizan por dificultades de comunicación e interacción social, así como patrones repetitivos y restringidos de conductas, actividades e intereses, presentes desde la infancia y que alteran el funcionamiento diario de la persona.

En este sentido, uno de los aspectos a tratar con este tipo de alumnos son las habilidades sociales, las que son consideradas como un conjunto de capacidades o destrezas que permiten poder desarrollar un repertorio de acciones y conductas que hacen que las personas se desenvuelvan en el ámbito social. Pero estas habilidades son muy complejas ya que están formadas por un amplio abanico de ideas, pensamientos, creencias y valores que son fruto de aprendizajes y de experiencias. Esto va a provocar una gran influencia en las conductas y actitudes que tenga la persona en su relación e interacción con los demás. Es decir, son capacidades que todos tenemos para comprender en el contexto que nos desenrollamos y adaptarnos a ese momento en el que estamos situados.

La característica común en las personas con TEA es su dificultad para entender las relaciones y situaciones sociales, y por lo tanto, la insuficiencia para desarrollar las habilidades sociales,  las cuales en los niños con este trastorno son difíciles de desarrollar porque tienen dificultades para entender el comportamiento social adecuado y para comprender las reglas implícitas de la conducta social, ya que sus aprendizajes sociales muchas veces son rígidos y no son completamente comprendidos, sencillamente porque sus barreras biológicas no se lo permiten.

En la literatura consultada se hace referencia a las habilidades no cognitivas (Torres, 2018) también conocidas como habilidades socioemocionales (López y López, 2018), habilidades para la vida (Mantilla, 2003; Sánchez y González, 2017), habilidades sociales, estos autores se refieren a un hacer relativo de un conocer, de acciones con contenidos disciplinares del currículo de la escuela, con recursos personológicos que movilizan o limitan, la actuación de los educandos en torno a su aprendizaje y en general a su educación. Mientras que las habilidades cognitivas se crean en la actividad intelectual, las habilidades no cognitivas se centran en el área emocional- volitiva de la personalidad de los educandos.

Al respecto, la ley de mediación del desarrollo psíquico Vigotsky (1995) en particular el papel de los otros, tiene su alcance general en la Educación (Gamboa, 2019). Esta ley resalta la naturaleza social del proceso de interiorización, devenido en mecanismo psicológico durante la apropiación, al puntualizar el papel decisivo del adulto como mediador en la relación sujeto-objeto y como portador de las formas más generales de la experiencia histórico-cultural y la cultura, contenidos en los objetos de la realidad circundante. Todo el desarrollo psicológico del ser humano es el resultado de la mediación que ejercen en el sujeto otras personas, objetos, instrumentos, signos y sus significados, lo que transcurre según los diferentes tipos y formas.

La concepción de esta ley asumida en la atención educativa al niño con autismo, donde cumple un papel fundamental la interacción social, se hace indiscutible la importancia del proceso de mediación en la formación de lo psíquico, tanto social como instrumental. En tal sentido:

la ley de la mediación social en los procesos del desarrollo psíquico es elemento teórico indispensable en la intervención del autismo [...]el papel de la familia y la sociedad en los avances del menor sobre sus limitaciones, a partir de la aplicación de sus experiencias sensoriales con el entorno, estimula la valoración de las relaciones sociales y las vivencias en la superación progresiva del alumno. (Sosa, 2006, p. 44)

Por lo que al utilizar las diferentes formas de mediación, social e instrumental, se potencian las habilidades sociales y en este sentido, las familias juegan un papel determinante por constituir la guía, el apoyo que este tipo de educando necesita, por lo que se considera que la orientación a las familias es necesaria, por tanto los profesionales de la educación deben estar debidamente preparados para ello y de esta manera encauzar el desarrollo de las habilidades sociales a partir de las vivencias familiares.

Otro elemento a tomar en consideración y que juega un papel fundamental es la categoría Zona de Desarrollo Próximo, que permite elevar la calidad de la atención educativa al tener en cuenta lo que la persona sabe hacer y lo que puede lograr con ayuda. Es necesario especificar que la zona de desarrollo próximo se crea en la interacción y en la colaboración, lo que resulta muy necesario en la educación al educando con autismo. Los docentes deben lograr una atención integral, a partir de identificar las potencialidades y necesidades del educando y trazar las acciones educativas que garanticen su máximo desarrollo.

Es conveniente señalar los componentes esenciales de las habilidades sociales que se les deben enseñar a las familias con educandos con TEA, ellos son:

-          Se adquieren esencialmente a través del aprendizaje (mediante observación, imitación, ensayo).

-          Contienen comportamientos verbales y no verbales.

-          Suponen iniciativas y respuestas efectivas y apropiadas.

-          Aumentan el reforzamiento social.

-          Son recíprocas por naturaleza y suponen una correspondencia efectiva y apropiada.

-          Su práctica está influida por las características del medio.

-          Los déficits y excesos de la conducta social pueden ser especificados y objetivados a fin de intervenir.

Aunque cada persona que padece este trastorno es única por lo que la orientación a las familias debe ser particularizada a sus necesidades específicas, por lo que se hace necesario minimizar los déficits de interacción, comunicación social, conductas repetitivas, síntomas asociados y mejorar la autonomía, el funcionamiento para facilitar el aprendizaje académico y la adquisición de habilidades de la vida cotidiana.

Por otra parte, se recomiendan algunas acciones que pueden realizar las familias para potenciar el desarrollo de habilidades sociales y que son efectivas tanto en niños, adolescentes y jóvenes, ellas son:

-          Potenciar el saludo y la despedida, esto provoca que el menor comience a relacionarse con diferentes personas ya sea en el hogar o en algún lugar público, repetir esta rutina a diario permite que aumente el contacto con otras personas.

-          Establecer normas en la casa, ya sea verbal o mostradas en una pancarta en un lugar fijo, esto provocará que tenga un modelo a seguir cuando no sepa cómo actuar o no entienda los gestos o acciones del resto. Se recomienda premiar su esfuerzo por realizarlas.

-          Crear situaciones que propicien la socialización. En este sentido, se pueden organizar encuentros familiares y con amigos (celebración de cumpleaños) donde el menor pueda interactuar con otros niños de su edad o cercanos a él, no importa que al principio sean solo minutos, el tiempo irá en aumento a medida que se realicen este tipo de actividades.

-          Practicar deportes, este tipo de práctica ayuda a liberar tensiones, mejora la actividad motora y aumenta la calidad de vida, además, a los menores con TEA les sirve para relacionarse con un entorno diferente lo que les resulta de gran beneficio.

-          Vincular a los menores con las diferentes manifestaciones del arte, clases de pintura, de música, de fotografía, entre otras, aunque sin presionarlos. El arte se convierte en una herramienta terapéutica y de inclusión para estos grupos poblacionales, estimula la comunicación verbal y no verbal, promueve la integración e interacción efectiva en cada uno de los espacios sociales con sus semejantes.

-          Relacionarlos con las tecnologías estableciendo horarios para ello. Hay que tener cuidado con los videojuegos o tablets que inducen al aislamiento. No son aconsejables durante largos periodos de tiempo.

-          Las familias deben actuar como mediadores en las relaciones interpersonales que se establecen en los lugares donde hay otros menores. Es importante darle espacio para que se relacionen de manera espontánea, las familias deben velar por el buen comportamiento y servirles de apoyo para que garanticen la comprensión de las diferentes acciones, lo que fomenta las habilidades sociales.

-          Utilizar las dramatizaciones. La recreación de diferentes situaciones les permitirá comprender y asumir un papel en determinada situación, de esta forma los niños/as aprenden a ponerse en el lugar de otra persona, a recrear diferentes formas de comportamiento o incluso de imagen sin que impliquen una amenaza para el niño/a debido al contexto, y, además, con una carga menor de estrés.

-          Practicar juegos con reglas. Esto propicia aprender a respetar turnos, lidiar con ganar y perder.

-          La musicoterapia. Según los últimos estudios la música mejora la comunicación y la percepción de los niños con TEA.

-          Proporcionarle juguetes que faciliten la interacción social. Es recomendable que tenga juguetes que fomenten las relaciones, y con los que sea más divertido jugar con alguien en vez de hacerlo solo.

-          Provocar la petición de ayuda. Si el menor acude a pedir ayuda le llevará a tener que relacionarse o interactuar en cierto modo.

-          Se sugiere trabajar conceptos como las amistades, la aceptación de uno mismo, la autoestima, la ansiedad o la depresión, a partir de las acciones anteriores.

En la práctica educativa se corroboró que las acciones anteriormente enunciadas son factibles de ser aplicadas en el contexto familiar siempre y cuando las familias reciban la orientación adecuada por parte de los profesionales de la educación.

Conclusiones

El desarrollo de habilidades sociales a partir de la implicación de las familias está sustentado en la unidad de lo cognitivo y lo afectivo en la formación de la personalidad de los educandos con TEA.

La inclusión de los educandos con TEA en las diferentes manifestaciones del arte  muestra avances de su participación en el trabajo grupal, progresos a nivel de contacto visual y el manejo de relaciones interpersonales básicas, (saludo, despedida, compartir), lo que evidencia que la actividad y la comunicación que se establece entre los docentes, educandos, familias y entre los propios coetáneos resultan favorables para desarrollar las habilidades sociales, elementos que contribuyen a la modificación de conductas.

En consecuencia, aporta como principal resultado, la fundamentación de las acciones para el desarrollo de habilidades sociales que favorecen la formación integral de la personalidad de los educandos con Trastorno del Espectro Autista.

Referencias

Campo, I. (2012). Una estrategia de educación familiar en la escuela para niños con autismo. “Disertación doctoral no publicada”. IPLAC. CELAEE.

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Coy, l., Martin, E. (2017). Habilidades sociales y comunicativas a través del arte en jóvenes con trastorno del espectro autista (TEA). Estudios Pedagógicos, 43(2), 115-128.

Cornato A., Navarro M., Collado F. (2012). Manual de teoría de la mente para niños con autismo. Ejercicios, materiales y estrategias. PSYLICOM – Distribuciones Editoriales.

Chen, C. H., Lee, I. J., & Lin, L. Y. (2015). Augmented reality-based self-facial modeling to promote the emotional expression and social skills of adolescents with autism spectrum disorders. Developmental Disabilities, 36, 396-403.

Demósthene, Y. (2010). Un programa educativo para la estimulación de desarrollo de la socialización en los niños con autismo en la primera infancia. “Disertación doctoral no publicada”.  IPLAC. CELAEE.

Gamboa Graus, M. E.  (2019). La zona de desarrollo próximo como base de la pedagogía desarrolladora. Didasc@lia: didáctica y educación, 10(4), 33–50.

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Sánchez, A. y González, R., (2017). Habilidades para la Vida. Las Herramientas para el Buen Trato y la Prevención de la Violencia. Tríptico. UNICEF.

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Sosa, J. L. (2006). Proyecto Educativo “Dora Alonso” para la atención integral a los niños con Autismo. [Tesis de Maestría]. IPLAC. CELAEE.

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Vigotsky, L. S (1995). Enseñanza y desarrollo. En Colectivo de autores. Selección de lecturas de Psicología infantil y del adolescente, p.11-18. Pueblo y Educación.

 


[1] Estudiante de la Carrera Pedagogía-Psicología. 1er año. Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz. E-mail: rg1732793@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1253-2712

[2] Doctora en Ciencias. Licenciada en Biología. Profesora Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz. E-mail: maria.justiz@reduc.edu.cu ORCID: https://orcid.org/0000.0001-9207-0556

[3] Doctora en Ciencias. Licenciada en Educación Primaria. Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz. E-mail: diana.pperez@reduc.edu.cu ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3112-7384